Enfermedad Hemorroidal

Las hemorroides en conjunto con los músculos del ano, forman parte del mecanismo para la continencia anal, por lo tanto todos tenemos hemorroides.

Se llama Enfermedad Hemorroidal cuando hay un crecimiento anormal de las hemorroides, y se asocian con frecuencia a comezón, irritación o sangrado. En algunos casos son causa de dolor.

Síntomas y tipos de hemorroides

Hay unas hemorroides externas, que se encuentra en el margen del ano. Habitualmente se asocian a crecimiento, y dolor cuando se forma un coágulo dentro de ellas.
Las hemorroides internas, se asocian a crecimiento, con salida de las mismas con el pujo al evacuar, comezón o irritación. Con frecuencia presentan sangrado rojo brillante en escasa cantidad.

¿Qué causa la enfermedad hemorroidal?

Una dieta pobre en fibra, el pujo prolongado y frecuente, aumento de la presión del recto como en el embarazo, o inclusive la diarrea, son factores que se asocian a enfermedad hemorroidal.

¿Qué hacer cuando hay síntomas?

Lo más importante es tener un diagnóstico correcto, ya que muchas personas dejan pasar tiempo, asumiendo que tienen enfermedad hemorroidal, con lo que se retrasa el tratamiento de la misma de forma más sencilla, o inclusive retrasa el diagnóstico de enfermedades tan serias como el cáncer de colon y recto.

Evaluación

Se debe de realizar un exámen físico adecuado para el diagnóstico de la enfermedad hemorroidal, así como descartar otras enfermedades rectoanales.

Tratamiento

Alrededor de un 7% de las personas que tienen enfermedad hemorroidal requerirán cirugía, el resto un manejo conservador o procedimiento menor en el consultorio. Existen diversas formas de tratamiento médico, y prevención de esta enfermedad que pueden evitar una cirugía.

Pruebas complementarias

En ocasiones es necesario realizar pruebas complementarias con la finalidad de descartar otras enfermedades, entre estas el cáncer de colon o recto. Pruebas como la rectosigmoidoscopia o la colonoscopia son de utilidad en estos casos.

Medidas de prevención

  • Ingesta adecuada de fibra en las comidas
  • Ingesta abundante de agua
  • Realizar ejercicio de forma regular
  • Corregir malos hábitos para evacuar